Podrá un hombre ser un gran genio, un coloso de las letras, podrá tener dinero, joyas, buena casa, pero nada será comparable a la sencilla honradez del carácter.

Así ocupemos una modesta posición en nuestro vivir. Un hombre recto, sincero, de puras costumbres, está siempre dispuesto a abrir las puertas de su mente y corazón, pues no tiene nada aquí ocultar.                                           

Son los que impulsan el progreso de pueblos, villas o ciudades donde residen, siempre firmes en sus principios. De no ser esta selecta minoría, el mundo sería un caos total. Ellos son el dique opuesto a la avaricia, la coima y todo cuanto de corrupto y sucio camina por allí, para una persona honrada y de recio carácter, todas otras cualidades son subalternas.                               

El honrado es veraz, dice la verdad siempre aunque al decirla le prive de ventajas materiales. Las cosas están tan mal ordenadas en el mundo que muchos creen que ser honrado es un retraso para sus ilusiones de darse buena vida, y tener todo al alcance de su mano. La honradez ha de ser integral, no se puede ser honrado a medias, porque si aceptamos regalos de proveedores. Estos son los puntos de fusión de nuestra honradez, Todo los metales se funden a determinada temperatura, distinta para cada metal, se llama punto de fusión. El plomo se funde a 327grados, la plata a 955, el azufre a 114. Así se puede comprobar la honradez de un hombre, por lo que puede resistir sin fundirse o derretirse.                               

Aquí en nuestra querida Argentina cuando falta nos haría tener dirigentes honrados y capaces de cumplir sus promesas, pero no el instinto de rapiñas. Parece reminiscencia de los tiempos primitivos, cuando la fuerza bruta prevalecía con el derecho y la justicia.                                     

Otros muchos se llenan de hoteles, casas, cucharitas, platillos y diversas cosas más, pero dicen son pecados veniales que no afectan nuestra moral. Poco es un pequeño curso de agua, que nace de las montañas y puede ir aumentando de caudal y convertirse en el Amazonas.           

Todos debemos apoyar al hombre honrado, cabal y de elevado nivel moral, que defienden a muerte los fueros de la justicia, y son incapaces de vender su conciencia.                                   

Estos hombres son el todo lugar faros de la humanidad.                                                                 

Cuanto más felices seriamos si respectamos los derechos de los demás, como deseamos respecten los nuestros.                                                                                                                                 

En estas épocas de grandes adelantos, por diversos medios anuncia remedios milagrosos, para varices, para adelgazar rápidamente, es enorme la cantidad de cremas, pastillas, etc. Etc. Que la gente compra creyendo en buena fe del aferente, aquí es donde más se nota la falta de honradez, pues atribuyen a sus medicinas multitud de propiedades terapéuticas que solo existen en su falsa imaginación, muchas víctimas se privan de los necesario y consumen sus ahorros a fin de adquirir lo que figura pueden aliviar sus sufrimientos, cosas que solamente la puede hacer un médico, que es curar o aliviar en lo posible sus males, así la falta de honradez es algo denigrante, pues no respecta ni lo más importante, la salud de la gente.                         

Por ello digo, nada se puede decir en elogio de un ser humano, como que es honrado, así ocupemos muy precaria posición en la vida. Todo en el tiempo será recompensado es su justo valor.              Cuando un hombre sabe que no es honrado, que procura abusar con engaño de alguien que no es sincero y está practicando el engaño bajo una capa de honradez, que es un impostor y un bellaco, pierde todo su valor moral, como al cortarle la cabellera  perdió su fuerza física el famoso Sansón.                                                                                                                                           

La veracidad y la sinceridad determina la integridad de conducta de un honrado, la sinceridad significa, sincera, esto es sin pastas ni emplastas que empañen su pureza y transparencia de carácter.    La reputación de honradez, la pureza de sus antecedentes, le limpia el camino de malezas a cualquier hombre, todos los que lo tratan tendrán confianza en él, pues viven por la honradez, la irradian de todos sus poros, la infunden en todos sus actos. Pese a que abundan que es un dolor los que carecen la más mínima  honradez. Lo cierto es que la naturaleza humana en su elevado aspecto está formada por elementos psicológicos de veracidad, a pesar de los convencionalismos sociales.                                                                                                                         

La honradez es algo invalorable, pero como podemos hacer para erradicar la mentira, hace más de 100 años quizás. El New York Herald tuvo la ocurrencia de propones que se dijera la verdad pura y  veraz durante veinticuatro horas, así hizo llegar la idea a personalidades de aquellos lejanos días.                                                                                                                                   

El alcalde de la ciudad de Nueva York, dijo lo siguiente, creo que la verdad  produciría una revolución y un daño mayor que un terremoto, además crearía un estado de confusión enorme creyendo que el otro dice mentira.                                                                                         

Un político contesto que el que diría la verdad absoluta perdería todos los amigos, ni decir de los comercios o negocios. Ante semejante irrupción de la verdad, significaría la ruina de muchos comercios, y que decir de los políticos ambiciosos. Con un día de verdad, la inmensa mayoría de ellos se verían imposibilitados en lo sucesivo para toda acción política.                   

Así mismo en amor quedaría roto violentamente más de un nudo gordiano, que de otra manera fuera  de modo más pacífico.                                                                                                   

Las cosas de orates tendrían que albergar más pensionistas de los que caben en ella, y lo que es peor, la verdad provocaría una anarquía social. Completamente contraria a esta opinión desconsoladora fue la del doctor John Quakenbos, profesor de la Universidad de Columbia, que raciocina de la siguiente manera, El mundo entero no es más que una mentira. Todo lo que comemos, bebemos y llevamos es una mentira. La adulteración de los alimentos, el uso  de toda clase de drogas, la ostentación de suntuosas vestiduras, todo está basado en la  mentira. Sabido es que los habitantes de Nueva York se ven burlados anualmente en 120 millones de dólares por mercancías adulteradas. Cuanto será ahora difícil es calcular las ventajas que representaría el decir la verdad, pero yo por mi parte, consideraría como un verdadero beneficio decirla y oírla durante veinticuatro horas.                                                         

El banquero Broxn, de Nueva York, cree y que al mismo tiempo que la verdad dicha durante ese lapso, conduciría en Wall Street a eliminar la fantasía, que es el móvil más poderoso del mundo y que al mismo tiempo es indispensable en política, en negocios y en religión, pues sabemos aspirar a la realización de lo que primeramente nuestra fantasía nos ha hecho concebir.                                       

Mr. Edison, pastor del templo de la Quinta Avenida de Nueva York, cree que desde el altísimo punto de vista ético es de desear que se rinda culto a la verdad, cuando menos durante veinticuatro horas, contribuiría poderosamente a reformar la sociedad, ya que la falsía y la mentira impiden la felicidad, destruyen la buena fe e imposibilitan el imperio de lo verdaderamente bueno.                        Como se puede comprobar en este discernimiento de tantos ilustres, la verdad nunca la encontraremos y si no hay verdad como tendremos honradez, pues la esencia de la honradez es la verdad. Pero no todo está perdido, el mundo camina, no se detiene nunca, desde este rinconcito, Benito Juárez, Argentina, muchos tenemos fe en un mundo mejor. Aquí en este hermoso lugar con gente maravillosa que conozco de siempre, se acrecienta mi fe en el triunfo de la verdad y honradez del hombre. Aquí has personas que gozan de un prestigio mayor que su talento, a causa de su elevado nivel moral, porque defienden en cualquier lugar o circunstancias los fueros de la justicia y no se venden por nada su conciencia. Es claro que existe de los otros, y en muchas ocasiones parezca que el mal se sobrepone al bien, todo es  más aparente que real, porque tarde o temprano obra la justicia, que descubre la falsía.           

Cuan orgulloso se siente quien dimana de su cerebro la firme rectitud de conducta y hace de su vida una obra de arte.                                                                                                                          Recordamos el corrupto imperio del demente Nerón, de el solo quedan ruinas de tétricos pilares, pero en cambio siempre viven Augusto y Cicerón.                                                                   

Porque viven Augusto y Cicerón, porque fueron dechados de virtudes, no existen, pero viven en el recuerdo de hombres y mujeres que aman la honradez y pureza de sentimientos.

Benito Juárez, 30 de Enero del 2000, Pcia. de Bs.As. Argentina  

*** Roque Severo (1922-2003). Juarense como el resto de su familia, fue el mayor de 5 hermanos. Lector empedernido de temas variados, con el tiempo se dedicó a la escritura, sobre todo de cuentos que enviaba a una revista chilena con sede en Temuco, para su publicación, actividad que lo encontró hasta sus últimos años de vida. También supo colaborar con  artículos para los periódicos locales Patria Nuestra, Tribuna y El Fénix. En esta edición, publicamos uno de sus múltiples trabajos