Dicen que el amor es la fuerza más poderosa del universo, capaz de mover montañas y unir almas de manera más profunda.

"Nadie puede. Y nadie debe Vivir, vivir sin amor", dice el estribillo de El Amor Después Del Amor, canción de Fito Páez ? 1992.

Sin embargo, para mí el amor sigue siendo un enigma, una melodía que escucho a lo lejos pero que nunca he bailado. Algo ajeno que sólo otros experimentan.

Miro a mi alrededor a las parejas tomadas de la mano, a las miradas cómplices, a las risas compartidas. Veo cómo se entregan el uno al otro, cómo se apoyan en los momentos difíciles y cómo celebran los triunfos juntos. Lo que más adoro es ver parejas de décadas compartidas, que se aman y respetan como el primer día en que se conocieron.

Me pregunto qué se siente al vivir así, con esa intensidad, con esa entrega total.

¡Pero espera! ¡No es que nunca me haya enamorado! Es que nunca fue mutuo, real y auténtico. De esos amores capaces de cruzar el océano para estar con su otra mitad. ¡Yo lo hice! Y lo volvería a hacer, solo que creo que me equivoqué de océano.

Quienes leyeron mi libro, "¡Cumple tu sueño!", recordarán aquella visualización que tuve a través de una meditación chamánica, donde me transporté a ese acantilado verde esmeralda, con aquel faro blanco a su lado derecho y a mi lado izquierdo, de pie allí, extendiendo su mano hacia mí con una sonrisa en los labios y diciendo esas hermosas palabras: "¡Te estaba esperando!" Se encontraba mi gran amor.

Ese, aclaro para quienes no hayan leído el libro, era Jefferson, un hombre alto de cabello rubio rizado, vestido con un traje típico inglés en tonos verdosos que me esperaba de este lado del "charco", pero que, hasta ahora, aún no se ha manifestado.

Por otro lado, dejame decirte, que el amor se expresa de muchas maneras y no siempre se refiere al amor romántico. Mencionaré algunas de ellas, sobre todo las primeras, las que aprendemos de nuestros primeros recuerdos cuando venimos a este mundo. El amor de madre, el amor a los padres, el amor fraternal, el amor a Dios, el amor al prójimo, el amor a la patria, el amor al primer maestro o a un compañero de clase son algunos de ellos.

Luego, vienen los demás. El amor a la pareja, el amor a la vocación y servicio por lo que hacemos, a los hijos.

Y algunas de ellas, no incluyen a un ser humano pero cuyo amor es tan fuerte como si lo fuera. Ellos son el amor a la naturaleza, a las plantas, a los animales, a nuestras mascotas, al arte, a la música, a un atardecer increíble, etc.

Y así, podría seguir eternamente y no sería capaz de nombrarlos a todos.

Sin embargo, está el amor propio, que es el que debemos tener por encima de todo, para poder demostrar una mejor versión de nosotros mismos y mostrarnos tal cual somos.

Lo importante es sentirnos bien con nosotros mismos por encima de todo. Para entender eso, debemos respetarnos y valorarnos y sentirnos orgullosos de lo que somos y de todo el amor y potencial que tenemos para ofrecer a los demás.

San Valentín, motivo de este tema que he elegido para esta semana, y que por cierto tuve el privilegio de versus reliquias en mi primer viaje a Irlanda, a veces, esta fecha comercial, es injusta y cruel con quienes no están en la misma sintonía. Y, por supuesto, nos hace sentir mal, apartados del resto, aunque sea solo por un día.

Pero déjame decirte algo: ¡No estás solo/a! Muchas personas te aman, pero a veces no las vemos, y buscamos en los lugares equivocados.

Quizás estoy yendo más profundo, pero Dios te ama. Tus padres, más allá de que estén o no en este plano, te aman y te lo han demostrado a lo largo de tu vida. Amigos incondicionales que siempre están ahí, en las buenas y en las malas. Tu perro, que corre hacia ti cuando llegas a casa, muchas veces desanimado/a y te saluda con alegría agitando su cola, ¿crees que eso no es amor?

Aprendí que el amor está en todas partes, solo hay que saber buscarlo para encontrarlo. Y para eso, necesitas encontrarte a ti mismo primero para abrirte completamente al amor.

Quizás el amor no se trata de encontrar a alguien que nos complete sino de encontrarnos a nosotros mismos y compartir nuestra plenitud con alguien más. Sigo en esa búsqueda, con la certeza de que el amor, a su tiempo, llegará.

¿Qué significa el amor para ti? ¿Qué lecciones sobre el amor has aprendido a lo largo de tu vida? ¡Me encantará leer tu comentario!