Hay quienes coleccionan tazas y otros imanes de heladera. Juan Pablo Herrero, en cambio, colecciona experiencias y fotos... pero bajo el agua. Este joven, oriundo de la localidad de San Cayetano, vive entre mares, tiburones amistosos y capturando momentos.

Juan es guardavidas desde 2008 y, desde 2018, instructor de buceo en Tailandia. Fue allí donde descubrió su amor por la fotografía subacuática.

"Trabajé 15 temporadas como guardavidas en Argentina, y en invierno me escapaba a viajar. Más o menos arranqué en 2010 y casi no paré. Estuve sin ir tres años a la Argentina. Recién este verano fui al Balneario de San Cayetano", cuenta con una mezcla de orgullo y nostalgia.

Un pasaporte con más sellos que una valija vieja

A sus 39 años, Juan tiene historias de sobra:

"Arranqué viajando desde Argentina hasta México, todo por tierra. Crucé a Cuba, llegué a California, y después Europa: de España a Rumania en una combi con amigos. Viví en Italia y en Tailandia, recorrí Malasia, Camboya y Vietnam. También Nueva Zelanda, Australia, Hawái. Crucé el Atlántico norte en un crucero, pasando por Islandia, Groenlandia y Canadá. Trabajé en Grecia, Dinamarca y ahora vivo en Mallorca, junto a un juarense, Juan Razzani"- Siempre hay un juarense en cualquier parte del mundo-.

El hombre que acarició un pulpo

Más allá de los países, lo que lo llena son las experiencias:

"Me siento muy afortunado. He visto auroras boreales, nadado con delfines y tiburones, convivido con un canguro bebé y, sí, un pulpo me agarró la mano. Después de esas cosas, me doy cuenta de que tengo una vida llena de emociones y momentos únicos. ¡Tengo anécdotas para escribir un libro!".

Amigos en cada puerto (y hasta en una cabaña de tabaco)

"Siempre aparecen personas que me dan una mano: desde hospedarme en una cabaña de secado de tabaco en Cuba hasta invitarme un café caliente mientras hacía dedo en Punta Arenas, o cruzar el Caribe en velero a cambio de ayudar en la navegación. Otros se vuelven amigos con quienes me reencuentro años después en cualquier parte del mundo. Algunos, ¡después de 15 años seguimos en contacto!".

Fotografía bajo el agua: pasión a pulmón

Con una cámara Fujifilm, una GoPro y su equipo de buceo, Juan captura el mundo sumergido:

"A veces voy con equipo completo y otras a pulmón, en apnea. Me gusta estar bajo el agua, sacar fotos de personas, de la vida marina (aunque no siempre sé qué pez estoy mirando), y quedarme el mayor tiempo posible en silencio, solo con las burbujas".

Para los curiosos, la apnea es bucear sin equipo, aguantando la respiración. Hay modalidades competitivas, recreativas y hasta quienes la usan para pesca submarina.

"Yo lo hago para sacar fotos y no suelo bajar más de 15 metros. Si quiero ir más profundo, ahí sí, me pongo el equipo completo", explica con una sonrisa de quien claramente encontró su lugar en el mundo... aunque esté a 15 metros bajo el agua.

Juan compartió con nosotros una selección de sus fotos: desde paisajes que parecen salidos de un sueño hasta escenas subacuáticas donde peces y personas parecen posar para él. Y después de escucharlo, uno no puede evitar pensar: ¿quién dijo que la aventura no está al alcance de todos?

Su Instagram: Rulo Jmp

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