"...No hay camino, se hace camino al andar..."

Tomamos la frase del célebre poema del español, Antonio Machado, porque refleja de algún modo la década de trabajo del Taller Protegido. 10 años de andar, de sumar experiencia, de perseguir sueños y concretarlos.

Por tal motivo. El Fénix realizó una nueva visita a sus instalaciones para escuchar de sus pilares y fundadoras como Laura Loguercio, Paola Del Giorgio, Claudia Balbuena y María Inés Cristeche esta experiencia.

La charla trae recuerdos como aquella primera reunión en el Club El Fénix allá por marzo de 2013 para dar forma a la institución, el paso importante como fue el traslado a la actual sede hace 8 años gracias al préstamo de la vivienda por parte de la familia D'Annuncio, donde tuvieron que trabajar arduamente en la limpieza y reacomodamiento del lugar "le pusimos el alma" reconocen y destacan el acompañamiento de la comunidad y de particulares para llegar a las actuales instalaciones, como por ejemplo el taller de carpintería donde desarrollamos el reportaje.

Refiriéndose a estos 10 años de funcionamiento institucional donde cobijan a 25 concurrentes adultos y una lista de espera. Destacan el logro de haber podido construir un depósito para la maquinaria y otros elementos que usan a diario; el cambio del piso de la cocina y un mobiliario que llegó desde provincia "siempre vamos haciendo algo, pero nos falta lo más importante, poder comprar la vivienda para tener un lugar propio"

El automantenimiento

Durante la charla Ponen énfasis en que no reciben ningún tipo de subvención "nos mantenemos con la cuota social que abonan alrededor de 400 socios, nos autoabastecemos. Siempre hemos tenido ayuda de parte de la comunidad y de particulares o de eventos que podemos hacer. La respuesta de la gente ha sido buenísima. Además, con lo que se recauda de socios, los eventos que hacemos y de donaciones particulares cubrimos los gastos fijos como la luz, el gas, los seguros de la vivienda y de los chicos e internet. Después cada taller se abastece por sí solo, dicen y agregan que los talleres que se hallan funcionando son el de armado de sobres para instituciones como el Ente Descentralizado, y el HCD donde el Municipio lo paga a través de un subsidio anual. También está el taller de cocina, de arte y el de carpintería donde la consigna es que cada chico tome el trabajo, lo termine y lo cobre, de ahí se sacan los gastos de insumos y se reparte.

En este sentido resaltan que, con el paso del tiempo, han logrado que cada concurrente sepa lo que tiene que hacer, aunque no estén las tutoras presentes "son independientes, saben dónde están los materiales. Cada taller tiene su modalidad de trabajo" indican.

Una preocupación y un anhelo

La charla deriva hacia una de las preocupaciones que tienen en este invalorable esfuerzo que llevan a cabo sus fundadoras y es el futuro "nos preocupa quienes podrán reemplazarnos porque este es un trabajo ad honorem y ya estamos grandes. Por ahora le ponemos toda la onda, pero así gratis no va a venir nadie a trabajar"

Como expresión de anhelo coinciden en que les gustaría anexar un taller de herrería y otro de carpintería pura, pero necesitarían lugar y una persona que sepa del oficio "seguimos limitadas por la falta de espacio"

La placa testimonial

Con motivo de haber cumplido los 10 años de funcionamiento ininterrumpido, se colocó una placa en el corredor de ingreso a la vivienda con los nombres de las fundadoras, una manera de testimoniar el paso por la institución, un reconocimiento si se quiere al trabajo desarrollado en esta década, aunque quedaría una materia pendiente, volcar en una publicación todo lo actuado para la posteridad.

Un trabajo de hormiga

Así entienden que es lo trabajado en estos 10 años y logros conseguidos, sobre todo en que los chicos aprendan un oficio, cumplan un horario y puedan ser independientes el día de mañana, como lo han conseguido algunos que de venir a pié desde sus casas, ahora lo hacen en bicicleta adquiridas con sus trabajos "para nosotras ese es un logro muy importante que nos encanta"

Por último, remarcan el trabajo e interactuar con otras instituciones "nos encanta, nos engrandece el trabajo con otras instituciones. Lo hicimos con el Centro de Formación profesional cuando no tenían las nuevas instalaciones, con APADEA en su momento, también con el CEF que nos da el apoyo en educación física; con Lipolcc; la Asoc. de Productores. Para finalizar reiteran que el mayor anhelo y sueño es tener la casa propia.

Pensamos que sería la frutilla del postre para este grupo de mujeres que muchas veces sacrificó a sus familias para cumplir con esta noble tarea que para muchos pasará desapercibida, invisible, pero que tiene un sabor especial para sus fundadoras: haber logrado cambiar la vida de muchos chicos que de otra manera deambularían sin poder integrarse a la comunidad. Vaya si han hecho camino al andar...

jcdelossantos@elfenixdigital.com