Llevar la vida ligada al campo, implica amor, arraigo a lo nuestro, decimos que no es para todos porque en muchos casos, se vive sin luz eléctrica, sin internet, incluso a veces sin señal de teléfono, como nos explica Don Alberto Urrutia de 77 años, encargado de un establecimiento rural; "el campo es mi vida, no me imagino viviendo en otro lugar". Tener que hachar leña para calefaccionarse o poder tener agua caliente, es otra de las tareas que rodean la vida campera, sin hacer mención a los quehaceres cotidianos.

Es verdad, que en la actualidad, el campo debió mutar esa esencia a la par del progreso, y adecuarse a la tecnología. No en todos los casos, pero hay establecimientos que incorporaron la luz, el gas (la famosa chanchita), hasta incluso el internet, con el fin de atraer gente que quiera instalarse a trabajar, y sobre todo vivir en el campo.

Juan Torres, dueño y trabajador rural, explica "tuvimos que modernizarnos o no conseguíamos empleados, y aun así se pone difícil el traerlos a vivir, y más aún si es con familia".

Esto último, no hace más que reafirmar que vivir en el campo, es un estilo de vida, y es algo que algunos traen desde la cuna, en las venas, ya que incluso con comodidades y tecnologías, muchas personas no aceptan o soportan el vivir en el campo.

Colaboración Leandro Urrutia