Se cumple un nuevo aniversario del inicio de la noche más oscura de nuestra historia en la cual la dictadura cívico- militar implementó un plan sistemático de exterminio cometiendo delitos de lesa humanidad para instaurar un proyecto político, económico y social.

No hay que engañarse, la mano del capital financiero fue quien movió los hilos para disciplinar a las clases trabajadoras a través del terror, dejando un paisaje de tierra arrasada, muerte, miedo y espanto.

Las víctimas de la dictadura no tuvieron juicio justo por lo tanto no son legalmente culpables de delito alguno. Considerarlos culpables sería reconocerle legalidad a los procedimientos inhumanos e ilegales (secuestros, torturas, robo de bebés, asesinatos, etc) a los que la dictadura los sometió.

La Constitución nacional en su artículo 29 plantea que al Ejecutivo no se le podrá conceder "facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria".

Este año, cumpliremos también 40 años desde la recuperación de la democracia, aquel 10 de diciembre de 1983 cuando por el voto popular fue electo democráticamente el Dr. Raúl Alfonsín.

De la dignidad de madres y abuelas plantando semillas con sus rondas, hemos aprendido que siempre hay que seguir caminando, y que no hay obediencias debidas, indultos ni puntos finales que cuenten.

Hemos aprendido que tenemos que seguir colectivamente, democratizando la democracia, porque una sociedad sin historia, sin resignificar el presente a partir del pasado, será entonces más fácil de controlar para los titiriteros de siempre.

No podemos tampoco obviar que vivimos un tiempo en el cual el Poder Judicial se ha transformado en un actor más de la escena política, excediendo claramente su cometido constitucional, influyendo e incluso definiendo disputas electorales.

En la actualidad, por ende, no es necesaria una dictadura para buscar borrar la memoria cubriéndola de silencio y olvido. Existen otros modos, herramientas y sectores para hacer el trabajo sucio.

Lo sucedido con los distintos golpes blandos en América Latina, dan prueba de ello.

Por eso, a 47 años del golpe de estado de 1976, todavía tenemos anidadas en nuestra memoria, aquellas vidas que la muerte de los sembradores de odio arrebató en su inútil intento por establecer al olvido.

Que viva por siempre la vida.

Julio Pacheco - Omar Beaín - María Hebé Traficante - Mónica González Belío - Roberto Basile - Mariana Erize y los 30.000 compañeros y compañeras detenidos desaparecidos

PRESENTES AHORA Y SIEMPRE. MEMORIA - VERDAD Y JUSTICIA

*Lic. Gustavo Lorenzo -Concejal FdT - PJ - Agrupación Nunca Menos - Sec. DDHH CTA de los Trabajadores Regional Tres Arroyos