Un esperanzador avance en la lucha contra el cáncer de mama: investigadores españoles consiguieron transformar tumores resistentes a la inmunoterapia en vulnerables; y lograron curaciones en el subtipo denominado triple negativo, el más agresivo.

Si bien el cáncer de mama triple negativo representa sólo a un 15% de los casos, es uno de los de progresión más rápida y afecta a las pacientes más jóvenes.

El trabajo, que se publicó este jueves en la revista Nature Cancer, utilizó un innovador sistema experimental de ARN mensajero, similar al utilizado para la fabricación de vacunas contra el coronavirus.

El ARN mensajero utilizado en la investigación es similar a la tecnología utilizada para las vacunas contra el Covid-19. Foto: Xinhua

Según la publicación, se produce un factor - el gen LCOR - en las células tumorales para que se hagan visibles y sensibles al sistema inmunitario.

Investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y del Hospital del Mar de Barcelona, en España, descubrieron que las células madre tumorales son la causa principal de la resistencia a la inmunoterapia en este subtipo de cáncer de mama, porque son invisibles al sistema inmunitario.

Esto hace que la inmunoterapia no funcione.

Hacer visible lo invisible

Este subtipo de cáncer de mama tiene niveles bajos del factor LCOR, que desempeña un papel clave, hasta ahora desconocido, para que las células presenten en su superficie los antígenos, moléculas que permiten al sistema inmunitario diferenciar a las células normales de las tumorales y atacar a estas últimas.

En el caso de las células madre tumorales, la baja presencia de este factor LCOR hace que resulten invisibles a las defensas del cuerpo y se hagan resistentes a la inmunoterapia.

La mamografía es una herramienta clave para detectar un tumor a tiempo.

"Esta habilidad de las células madre tumorales de permanecer invisibles ante el sistema inmunitario les permite sobrevivir al tratamiento con inmunoterapia", explicó Toni Celià-Terrassa, quien lidera el Laboratorio de Células Madre Cancerosas y Dinámicas de Metástasis.

El investigador detalla que con este avance se comprobó cómo, "a pesar del tratamiento con inmunoterapia, estas células sobreviven y tienen la capacidad de generar resistencias; un hecho vinculado con su capacidad de ocultarse del sistema inmunitario, que les permite evadir la inmunoterapia".

Pruebas con ratones de laboratorio

Los científicos comprobaron, a través de pruebas con ratones de laboratorio, cómo esta situación se revertía cuando se activaba el gen LCOR en este tipo de células y se ponía en marcha la maquinaria para ser detectadas por el sistema inmunitario.

La prueba con el gen LCOR fue aplicada a ratones de laboratorio.

"Con esta prueba tratamos de reconfigurar el tumor para hacerlo totalmente visible y, por lo tanto, sensible a la inmunoterapia, pasando de la invisibilidad a la visibilidad", apuntó Iván Pérez-Núñez, investigador del IMIM.

Los científicos también comprobaron cómo, combinando esta aproximación con la inmunoterapia, la tasa de respuesta al tratamiento era total y se eliminaban todos los tumores curando a los ratones a largo plazo.

Según los médicos, este avance permitiría evitar la reaparición del cáncer y la generación de resistencias.

Los investigadores desarrollaron nanovesículas biológicas, pequeñas estructuras en forma de bolsa formadas en las células, para trasladar esta información y comprobaron que lo hacían de forma exitosa, impidiendo la invisibilidad de las células madre tumorales.

"Lo que estamos haciendo es que el sistema inmunitario vea mejor a las células tumorales.

A diferencia de las células sanas, las células malignas tienen mucha más carga de antígenos extraños reconocidos, no propios del sistema inmunitario. De esta manera, las defensas naturales del cuerpo reconocerán, atacarán y eliminarán las células malignas", resumió Celià-Terrassa.

Esta estrategia puede llegar a ser aplicable a otros tipos de tumores. Sin embargo, deberán hacerse antes distintos estudios de seguridad y ensayos clínicos en humanos.

Con información de EFE

Fuente clarin.com