Hace ya muchos años que internet viene colándose por cada rincón posible de nuestras vidas. Comenzó de a poco, primero disponible en alguna computadora aleatoria de las ciudades, después generalizándose en la época dorada de los cyber café, hasta llegar a nuestras casas con la fibra óptica. Finalmente, con los teléfonos celulares, internet ha tomado un uso tan importante, que muchas actividades han migrado hacia la nube. Un buen ejemplo es mirar películas y escuchar música a través de los servicios de streaming, antes mediados por soportes físicos: hoy se ha virtualizado.

Las relaciones humanas no son la excepción, y también han sido adaptadas a las nuevas posibilidades que la tecnología ofrece. Actualmente se ha generalizado el uso de aplicaciones de citas, como Tinder, Happn o Badoo, donde cada usuario completa su perfil (fotos y alguna información adicional), el cual será evaluado por sus posibles citas, con dos posibilidades: like (me gusta) o dislike (representado por una cruz, que quiere decir, como ya lo imaginan, el no interés del evaluador). Dejando de lado la superficialidad en la que se basa el análisis de la posible pareja, se han generado algunas prácticas no del todo saludables dentro del área de la charla virtual con miras a formar pareja: El Ghosting, y el Orbiting.

Ghosting: El caso de Marianela

Marianela nos cuenta que, aburrida de no encontrar pareja se descarga la aplicación Tinder. En un principio tenía sus dudas. Siempre se ha fijado en la mirada del otro, sobre todo en el que dirán en Juárez si la ven usando esta app. Una vez vencidos los prejuicios, comenzó la búsqueda de cita a través de su teléfono. Nos cuenta que "pegó" onda con un joven. Charlaron por una semana, hasta que dieron el siguiente paso: De chatear en la aplicación, a intercambiar números y seguir hablando por whatsapp. "Sentí que realmente teníamos una conexión fuerte. No solo nos gustaban las mismas cosas, sino que también coincidíamos en formas de pensar y en el tipo de futuro que queríamos tener. Nos quedábamos chateando hasta tarde, e incluso nos llamamos varias veces. En pocas semanas este chico paso a formar parte de mi vida cotidiana y sin querer me fui enamorando"

Marianela cuenta esta anécdota con un tono amargo en la voz. Hasta ahora parecía que todo iba bien. Pero no: "Un día sin previo aviso dejó de contestar los mensajes, me borró de Tinder. Su whatsapp seguía activo, lo veía online, pero simplemente desapareció, como si la tierra se lo hubiese tragado. Me quedó un vacío enorme porque él había llenado un espacio importante en mi vida, y de golpe y porrazo ya no estaba."

Según Wikipedia, el Ghosting (de ghost - Fantasma) es un término anglosajón utilizado en forma coloquial para describir la práctica de cesar toda comunicación y contacto con una pareja, amigo u otro individuo sin ninguna advertencia o justificación aparente y, posteriormente, ignorar cualquier intento de acercamiento o comunicación realizada por dicha persona. El término "dejar en visto", utilizado en España y Latinoamérica para hacer referencia a la práctica de no responder un mensaje en WhatsApp, resulta similar.

Varias fuentes afirman que esta práctica es muy común en el mundo de las relaciones virtuales. Pero sus efectos en la persona dejada suelen ser iguales al abandono de una relación presencial. Marianela estaba a punto de encontrarse con esta persona, sin embargo, a último momento, su contacto se dio de baja. Con esto no queremos decir que las apps de citas no funcionen. Hay muchas historias con final feliz, pero decidimos poner énfasis en esto dos términos.

Orbiting: el posterior caso de Marianela.

"Hubiese sido mejor que terminara en el ghosting y listo. Lamentablemente no terminó ahí" nos cuenta Marianela, bastante indignada.

Cuando se piensa que finalmente se supera el trauma del "ghosting", ahora las nuevas aplicaciones traen aparejado un nuevo concepto, que, combinado con el término anterior, resulta letal: Orbiting (orbitar).

Marianela estuvo un mes sin saber nada del "susodicho", sin embargo, de un día para el otro, se dio cuenta que la persona que había dejado de contactarla comenzó a ver sus historias de Instagram, de Facebook, así como también sus estados de Whatsapp: "es muy loco lo que pasa. Es como si no estuviera, pero al mismo tiempo su presencia sigue, dejándome en un estado de, si pero no, al mismo tiempo".

Cuando consultamos a Marianela, porque no había eliminado de sus contactos a esta persona, sonrió con una risa pícara. "Por ahí tenia la esperanza de que vuelva a hablarme. De que al menos me diera una explicación de porque se había borrado del mapa. Lamentablemente me pegó muy fuerte esta persona. Yo mismo permití que el ghosting se convirtiese en orbiting. A partir de ahí, me refrescó todo lo que venía sintiendo. Al ver que miraba mis historias, me enojé mucho. Es un juego bastante perverso que se hace. Estoy, pero no estoy. Me fui, pero sigo acá. En estas ocasiones, como dijiste, es mejor cortar por lo sano, y eliminarlo. Hoy a la mañana tomé la determinación de borrarlo de todos los lugares posibles y seguir con mi vida, y hablar de este tema, para que las personas se familiaricen con este tipo de prácticas". Marianela se queda pensativa y arremete nuevamente con un gran convencimiento producto de todo el dolor generado:

"una persona así, no me merece".

gquinones@elfenixdigital.com