Asimismo, se está debatiendo la designación de Daniel Rafecas como Procurador General de la Nación, y por sobre todo las solicitudes de juicio político a los integrantes de la Corte Suprema.

Si bien se ha encontrado con una oposición que no lo acompaña, las ideas de Juicio político están implantadas en la agenda por un periodo prolongado de tiempo. Entre la admisibilidad, la presentación de pruebas, la documentación y los testigos, se busca conseguir un quórum, que difícilmente tenga detrás intenciones de saneamiento, sino de claro revanchismo y que dejaran a una parte del Congreso sujeto a los caprichos del gobierno de turno.

Es importante destacar que al llamar a todo este proceso "tedioso", no es referirse a su relevancia, más bien a los debates que rondan temas que son de poca vitalidad para nuestra ciudadanía, cuando existen problemáticas estructurales que afectan y son de interés para la mayor para todos.

Si como nota aparte, algo puede extraerse de esto, es el avasallamiento del ejecutivo sobre el poder judicial y la falta de lo que Montesquieu llamaba "división de poderes", donde queda en evidencia que hay una agenda oculta que tiene más que ver con redirigir la mirada para evitar consecuencias legales a la vicepresidenta, que con una proclamación real de indignación.

Como podemos observar cuando se trata de un conjunto de ciudadanos a lo que poco les importa el tema, que están desprovistos de toda herramienta de control sobre el poder político y se tiene una administración que ha perdido la noción de límite, nos encontramos como Alicia en el país de las Maravillas, buscando la lógica y el respeto al sentido común, en una corte y un mundo que solo nos responde: "que les corten la cabeza".

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