El sábado 6 de mayo, se realizó la ceremonia de coronación del heredero de Isabel II, fallecida el 8 de septiembre de 2022, Carlos Felipe Arturo Jorge o, más conocido como el Príncipe Carlos o Príncipe de Gales ahora, elegido por él mismo, Carlos III.

Debo decir que nunca he sido fanática de la realeza, pero creo que los acontecimientos que se han dado desde que vivo aquí (Jubileo de Platino por los 70 años de reinado de Isabel II en Junio 2022, luego su funeral, septiembre 2022 y, por último, la coronación del nuevo rey) son hechos históricos que, posiblemente, no volvamos a ver en mucho tiempo y es por eso que decidí hacer un resumen de lo que vi y como lo viví desde aquí, más allá de la importancia que cada uno pueda darle o no a esto, sentí que debía hacerles llegar algunos detalles que tal vez no se vieron en la transmisión en vivo o que fueron casi imperceptibles pero que mi ojo curioso los descubrió.

La transmisión en vivo de la BBC es un detalle más. Es la segunda coronación que se transmite en directo (anteriormente la de la reina Isabel II) pero no de forma completa como la del sábado. También coincidió, como las cuatro últimas coronaciones, que llovió deforma torrencial.

El estilo de coronación elegido por Carlos III fue el tradicional estilo medieval pero la ceremonia fue más corta (dos horas) que la de su madre en 1953 (tres horas).

Carlos III es el rey número cuarenta en mil años de reinado del Imperio Británico en la abadía de Westminster.

La extraordinaria duración del reinado de su madre no solo ha propiciado que Carlos sea el monarca de más edad en ser coronado, ya con 74 años, sino que el país ha sufrido profundos cambios sociales que han tenido su reflejo en los actos con menos despliegue militar y con más diversidad étnica y religiosa.

Carlos y Camila han roto una tradición al desplazarse desde el palacio de Buckingham hasta la abadía de Westminster en una carroza moderna, la que su madre encargó para su jubileo de diamantes, en 2012. Para la vuelta, en cambio, han mantenido la tradición de las últimas seis coronaciones y han usado la fastuosa, pero incómoda -la propia Isabel II se quejó de ello- Gold State Coach, construida en 1761 y fueron recibidos por una concurrencia sensiblemente más reducida que la que esperaba a su madre: han sido 2.200 invitados, frente a las 8.000 personas que asistieron en 1953.

Por primera vez se ha invitado a otros jefes de Estado a la ceremonia de coronación, ya que hasta ahora se consideraba como acto sagrado entre el monarca y su pueblo

El rey ha vestido la misma capa de armiño, ha recibido las mismas joyas y ropajes que simbolizan su poder terrenal y espiritual, y ha efectuado un juramento casi igual al de su madre, no obstante, ha tenido una sutil diferencia: pese a prometer, como jefe de la iglesia anglicana, preservar el culto, Carlos III ha jurado también "fomentar un entorno en el que las personas de todas las religiones y creencias puedan vivir libremente". Un guiño hacia una sociedad británica que ya no es mayoritariamente blanca y católica.

Detalles que llamaron mi atención

A Carlos III, si bien trataba de disimularlo seguramente, se lo vio algo tenso, por momentos inquieto (o ansioso) por tanto protocolo de entrega de cetros, anillo (que no le dejaron poner, cosa que la reina Isabel II si se colocó en su dedo) y parecía estar más atento a lo que debía leer que a lo que en verdad estaba sucediendo en el momento. De hecho, una vez que se le colocó la nueva vestimenta de rey y, con los cetros en ambas manos, muchos lo vimos como a un niño al cual disfrazan para un acto de escuela y le piden que siga las indicaciones y luego le quitan todo lo que le dieron, como ocurrió con algunos de los elementos que se le entregaron. De hecho, la corona de San Eduardo, hecha en 1661y que pesa dos kilos, sólo es utilizada al momento de la coronación. La misma coronó a seis monarcas en los últimos trescientos sesenta años. Camila por su parte, recibió la corona de la Reina María, hecha en 1911 para la abuela de la reina Isabel II y reajustada para la reina consorte (que, luego de ser coronada pasa a ser llamada solo reina) pero que pudimos apreciar que, al ser colocada en su cabeza por el arzobispo de Canterbury, también se la notó algo molesta queriendo acomodársela disimuladamente, pero sin éxito, con una de sus manos. La misma, a diferencia de la del rey, pesa solo quinientos gramos.

Me llamó la atención y, no pude corroborar mi teoría, fue la alfombra amarilla y azul que cubría la zona del coro y parte del lugar de la coronación. Dio la sensación de que podría estar asociado al apoyo que el Reino Unido ha realizado durante todo este tiempo a Ucrania, incluso recibiendo refugiados de aquel país, ya que eran los mismos colores de su bandera. Algo similar se especuló con la elección de los colores de la vestimenta elegida para la ocasión, de la esposa del primer mandatario de EE. UU y su nieta que lucieron vestidos en tono azul la primera dama estadounidense y amarillo su nieta. El primer mandatario no participó de la ceremonia dando la absurda excusa de que se encontraba "completamente enfocado en el avance su plan de desarrollo de infraestructura y creación de empleo." Pero la realidad es que, a pesar de haber sido invitados, ningún presidente del país del norte asistió a las ceremonias, pero si enviaron delegaciones en su lugar, y él, digamos que no quiso "romper la tradición" según se supo más tarde.

El Trono de San Eduardo, la Silla de la Coronación es un trono de madera fabricado en el año 1300 por orden del rey Eduardo I, que mide dos metros de altura y es uno de los objetos más antiguos de la abadía, en su respaldo, podían apreciarse escritos que, finalmente, no fueron otros que grafitis atribuidos a los niños del coro.

"Lady Di, presente en la Coronación. Gracias Kate" la Princesa de Gales lució unos aros de brillantes con una perla en forma de gota que pertenecieron a la madre de William, futuro heredero al trono.

Y hablando de Lady Di, al pueblo británico le hubiera encantado que fuera ella coronada como reina. En un momento de la ceremonia, se vio el paso fugaz de una silueta por la abadía, la gente atribuyó a Grim Reaper, una personificación mítica de la muerte en muchas culturas y folclore, pero también, a la posibilidad de la "presencia" de Lady Di en la ceremonia.

Las "estrellas de la coronación" fueron los nietos del monarca, hijos del príncipe Guillermo. Jorge, que pronto cumplirá 10 años, tuvo un papel protagónico como paje de su abuelo el rey; Carlota, que acaba de celebrar a principios de mes su octavo aniversario, lucía por primera vez una tiara, se destacó por su seriedad y concentración. Pendiente de su hermano menor durante la ceremonia religiosa.

Los nietos 'exiliados', los hijos del príncipe Enrique, el vástago menor del rey Carlos III, que vive en EE.UU., no estuvieron presentes en Londres como tampoco su esposa Meghan Markle. Coincidencias de calendario, Archie, el mayor de los hijos de Enrique, celebraba este sábado su cuarto cumpleaños, mientras su abuelo Carlos era coronado rey.

Otro hecho que cambió por completo la tradición de la monarquía británica, fue Penny Mordaunt, líder de la Cámara de los Comunes y lord presidente del Consejo Privado, fue también estrella sorpresa de la coronación del rey Carlos III, ya que se convirtió en la primera mujer en llevar la Espada del Estado (que pesa cuatro kilos), un símbolo de la autoridad del nuevo rey, durante la procesión en la abadía de Westminster.

Diversas protestas al grito de "no es mi rey", mayormente por antimonarquía y ambientalistas, culminó con 52 personas detenidas por incidentes y protestas previas y durante la ceremonia en la abadía, donde todo era solemnidad y emoción, afuera, en la calle, la gente protestaba. De hecho, al pasar la carroza en dirección a la abadía y al salir de la misma, se podían oír silbidos y abucheos. Días antes de la coronación, se detuvo a un hombre que portaba armas y municiones y una posible bomba que fue detonada por personal especializado.

Si bien había montado un tremendo operativo con tolerancia cero ante cualquier movimiento sospechoso que pudiera empañar el desarrollo de los actos de la ceremonia de coronación, las protestas se hicieron notar.

No podemos negar que la monarquía británica siempre dio que hablar, pero a modo de conclusión y, visión muy personal, creo que a Carlos III, en verdad le pesa la corona. A partir de él, con los cambios notorios en la tradición anglosajona de la ceremonia, viendo a el príncipe Guillermo, a quien todos asocian como fiel heredero de su madre, Lady Di, quien se mostró bastante serio y hasta "seco" al honrar a su padre, el rey en un momento de la ceremonia.

Muchas cosas van a cambiar porque el pueblo ya se expresó y este rey no lo representa. Esto podía verse no solo en la poca decoración en las calles de las ciudades, sino también en el fervor del pueblo al salir los reyes a saludar y en la poca gente que se vio en las calles por donde pasaba la carroza transportando a los reyes. Y no fue la lluvia el motivo exactamente.

¡Larga vida al Rey! (dicen)

Colaboración de Florencia Menna para El Fénix