La mañana comenzó con el acto protocolar y el desfile cívico-institucional, donde alumnos, instituciones y vecinos caminaron con orgullo por las calles del pueblo, honrando su historia y sus raíces.

Por la tarde, Tedín volvió a latir fuerte: la clásica carrera de Peludos en carretilla despertó risas, aplausos y miradas cómplices entre familias y visitantes. En medio de la celebración, todos se unieron para cantar el feliz cumpleaños al pueblo, momento que coronó la jornada con emoción, seguido por el reparto de torta para los presentes. La plaza y el campo de doma, que conviven casi como un solo espacio, se transformaron en un gran destino de encuentro, donde los stands de comida, las ventas de ropa, los juegos para los chicos y las charlas entre vecinos dieron vida a un ambiente único.

Tedín se mostró radiante: prolijo, limpio, ordenado... pero lo que más se sintió fue ese silencio sereno y encantador que lo distingue.

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